eppur si muove

E pur si muove... Cuatrocientos años después de Galileo, el "interés nacional" ha reemplazado al Santo Oficio. ¿Seguiremos siendo resistentes al conocimiento y al cambio, y persistiremos en el error?

Sunday, October 07, 2007

Bienvenida la Región de los Hoyos


Tengo mi día de furia, al contemplar el estado de la ciudad de Arica en el día que precisamente se inicia la nueva región.

"Hoy 8 de octubre del 2007 doy la bienvenida la región de los hoyos"
Y no me refiero precisamente al déficit de $ 2.900 millones que proyecta la Municipalidad hasta fin de año. ¿Estaremos en Afganistán o en Bagdad? Calles y veredas cual postales de un "bombardeo táctico", cañerías de agua que se revientan constantemente, casas y pavimentos que se hunden y suelos que se disuelven bajo nuestros pies. ¿Qué ocurre bajo Arica?

Usualmente le echamos la culpa a los contratistas y constructores, al cambio de cañerías de agua potable de la empresa Aguas del Altiplano, a los inspectores de la Municipalidad, del Serviu, del Gobierno Regional y cuanto organismo más se nos ocurra que debe tener injerencia en esto. Y es cierto que muchas empresas hacen los trabajos "al lote" y los inspectores son poco dados a fiscalizar y salir a las calles. Pero la cosa va más allá.

Me pregunto porqué las calles se reparan y se parchan constantemente en Arica y se vuelven a agrietar o hundir -sólo recordemos cuántas veces se ha hundido la calle lateral de Diego Portales entre el Líder y la rotonda Tucapel-; me he puesto a averiguar cuántas son las casas hundidas en las poblaciones en los cerros, en Guañacagua, en Miramar, en Cerro La Cruz, en Villa España; he preguntado qué pasa si entra un camión recolector de basura de alto tonelaje a una calle o pasaje en las poblaciones, pregunto el porqué en Arica se rompen las matrices de agua potable aún en tramos recién reparados con tuberías de polietileno de alta densidad; pregunto la razón de que el suelo se disuelva lentamente bajo nuestros pies y se encuentren grietas y cavernas en todo el contorno de los cerros que rodean la ciudad.

Poco consideramos a la geología, -el estudio del subsuelo- en Arica. Estamos en una de las zonas más fracturadas del mundo por nuestra sismicidad (justo donde los Andes se "doblan" hacia el oeste al ingresar a Perú), y con una tremenda pendiente desde las altas cumbres al mar. La circulación de las aguas subterráneas corre entonces por conductos (zonas de permeabilidad preferente en términos técnicos) donde disuelven los materiales del medio rocoso. Al llegar a las tierras bajas, se encuentran con terrenos saturados de sales, pues anteriormente estuvieron bajo el mar. ¿Se han fijado qué ocurre en las laderas de los cerros después que llueve? Se ponen blancas por la sal, y si lloviera fuertemente en Arica gran parte del suelo se disolvería. Por eso nuestras aguas subterráneas son "duras", es decir con alto contenido de sales, calcio y magnesio y, gota a gota con el correr de millones de años, se ha ido formando una red de verdaderos ríos subterráneos que corren por cavidades o "venas" que incluso pueden desembocar bajo el mar.

La circulación de las aguas subterráneas va unida tácitamente en Arica a la disolución de las rocas y a la formación de zonas o franjas de hundimiento del suelo. En la naturaleza desértica, el polvo y el sedimento cubren estas fracturas por acción del viento, pero cuando emplazamos encima de ellas nuestras construcciones, calles y tuberías, el terreno termina cediendo ante el mayor peso, a lo que se agrega la ayudita -siempre generosa- de los temblores.

Entonces es que me empiezo a explicar porqué la empresa concesionaria Aguas del Altiplano pierde más de 20 millones de metros cúbicos (m3) en las redes de distribución entre Arica e Iquique, un volumen correspondiente al 44% del agua producida. Así, mientras aumenta la extracción de agua desde los pozos, en paralelo ocurre una disminución del consumo y de la dotación de agua por habitante. Sólo en Arica se extraen unos 19 millones de metros cúbicos de agua al año, (es decir un caudal medio de 600 lt /segundo), pero en la salida de aguas servidas, el emisario Chinchorro descarga al mar un caudal de sólo 333,8 lt /seg., o sea 10.5 millones de m3 al año. Tenemos entonces una pérdida de 8,5 millones de m3 de agua en las redes urbanas de Arica, o su equivalente de 267 lt/segundo.

En resumen, a los conductos naturales de aguas subterráneas que cruzan bajo la ciudad desde tiempo inmemorial -de allí nos explicamos las aguas bajo el Morro, Infiernillo y las Chimbas- ahora se agrega un verdadero río de agua potable que se vierte en forma difusa. Un volumen similar al que pretendía extraer el MOP desde los pozos del Altiplano en el Alto Lauca (280 lt /seg.), y en relación a la operación actual, un volumen que permite dejar de extraer aguas desde el Río Lluta con las más altas cargas de boro en el mundo. Además, estas rupturas de tuberías y pérdidas en la red ayudan a disolver las sales del subsuelo en múltiples lugares, en especial en las poblaciones ubicadas sobre terrenos altamente fisurados en el cordón de cerros que remata en el Morro, afectando a las construcciones y la infraestructura urbana aún en lugares de construcción muy reciente.

¿Y porqué la concesionaria Aguas del Altiplano no arregla el problema de pérdidas de agua en el desierto más seco del mundo y dejamos de consumir agua con boro? Porque es un servicio regulado que vende en $ 830 el metro cúbico de agua que les cuesta $ 379, y con tales resultados operacionales ya asegura el negocio y la rentabilidad; aunque nadie calcula ni "internaliza" estos costos asociados que afectan a la ciudad. ¿Quién le pondrá el cascabel al gato, al agua, a los hoyos, al boro, a las cuentas y a los hundimientos de calles y casas? Aunque nos empecinemos en negarlo, tenemos hoyos para rato en Arica, porque todo se relaciona con el suelo y el agua que no vemos correr bajo nuestros pies.

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